Los Comandos atacan de nuevo






La orden de mi Generalísimo fue clara: “quiero una reseña como las de antes”
Ok, ahí va...

Crónica de un reencuentro
O
Los Comandos atacan de nuevo



El lunes 5 de agosto le marqué a Mi Generalísimo Don Marcos Leyva de la Coronilla y Cienfuegos Choro du la Chómpira y ex chilango de asentamiento, para convocarle (por tercera vez) a una salida de ida y vuelta allá por lados de la Ensenadita, Peña Blanca u otro lugar que mi general quisiera visitar, a lo que Don Marquinho Chorizo do Nacimento dijo que “simón”. Pues luego luego a marcarle al Capitán Albures Ricardo del Sagrado Corazón de Jesús Medina y Medina para apartarle una fecha en su apretada agenda para el sábado próximo. Lo contacté por FB y de volón pimpón dijo que sobres!!. A mi mayor Don Cesar Magaña Irribarbuengoitia de la Colina y Tirado ni chance de hablarle ya que a últimas fechas anda más ocupado que político en campaña allá por los Cancunes (como sufre mi Mayor!!) atendiendo sus deberes al frente de la CANACA o CONACA o sepa la bola como se escribe, pero es la misma agrupación aquella a la que pertenecía aquel briago personaje de los $50,000 pesos que juraba y perjuraba haber sido “amarrado como puerco!!” que desde entonces conocimos todos como “el Canacas”.
El viernes, y en mis funciones de vocero oficial de Los Comandos de Guarrison Fishing Team, posteé un mensaje en el Grupo de Los Comandos en FB, para afinar los últimos detalles de la acometida planeada en algún paradisiaco lugar de nuestro bello Mar de Cortés.
A las 0130 horas del sábado 10, el Churromóvil  de Marquinho arribó a la casa de ustedes y de ipsofacto subí mis guégueres para dirigirnos a ca Ricardo. A las 0200 ya habíamos trasbordado al Tacoma Poderoso de el Capitán Albures y juilas con rumbo a Guaymas, vuelta en los Arrieros en donde a mi Generalísimo se la salió un suspiro tratando de divisar alguna “cobija”, misma que no tuvo la fortuna de encontrar, y que bueno porque si no ahí mismo se nos baja con planes de conquista.


Total que llegamos a terrenos del Dios Neptuno, más en específico a la Ensenadita y de volada a preparar el armamento para salir en estampida hacia las piedras de allá del otro lado del cerrito. Ahí empezaron las actividades: yo utilicé un lipless mudo IV Lure que me dio la primer captura, mientras que Ricardo usaba jigs para sacar unos cochitos del corral del predestete ( muy chiquitos pues) por lo que los devolvió. Ágilmente el General Leyva siguió más al norte en donde tuvo tres capturas que no dieron la talla y, que haciendo gala de su generosidad, devolvió esas capturas para que continuaran en su desarrollo hasta alcanzar el tamaño ideal para recapturarlas.


Pues ahí le seguimos como hasta las diez. A esa hora nos devolvimos, y yo me fui tirando en cada lugar que veía posibilitado a dar alguna captura. Ya para llegar al campamento, lancé uno de mis IV Lures, de repente siento el ataque de un enemigo que sentí por demás fuerte, ahh que bonito sacó línea del carrete, lo acercaba y pegaba otra corrida y así hasta que se encuevó. No me desesperé, como vi que estaba cerca decidí acercarme y pude sacar a la orilla un bonito mero de unos 2 kilos aproximadamente que todavía en la orilla seguía peleando por liberarse del señuelo, mismo señuelo que conserva las marcas de esa batalla, el IV Lure se graduó con honores con esa presa.


Por fin llegamos al campamento y levantamos la sombrita para tomar nuestros sagrados alimentos, platicar de ya saben ustedes cuantos selectos temas que salen a relucir en plática de pescadores: política, religión, fantasmas, churros, etc etc etc.
Con la madrugada, el calor y la resolana que había, Ricardo y un servidor optamos por echarnos un gorilita… y no es se tengamos tendencias zoofílicas sino que nos aventamos una siesta.


El general, con aquellas ansias reprimidas de casi dos años de no incursionar en esas actividades decidió pegar una snorkeleada. Pues se aventó a las aguas de la Ensenadita, nooommbre!!  el gran explorador Jacques-Yves Cousteau, su hijo Jean Michel y Steve Irwin el famoso Cazador de Cocodrilos le lustran el calzado a mi General en cuestión de inmersiones submarinas, parecía tritón (por no decir, como cantara Rigo Tovar, sirenito).


Lo curioso fue que al salir del agua, al General se le notaba en sus hercúleos pectorales dos prominencias que parecía que trajera las luces altas, al cuestionarle de esto y expresarle las malas mañas que había adquirido en el DF, metió su mano bajo la camiseta y sacó dos esqueletos de erizo, el General andaba buscando suvenires de La Ensenadita.
Mientras el general buceaba, un servidor le echó un ojo a mi flamante reloj de la serie Fishing Gear, que me marcaba un pez de cuatro que puede indicar, pues agarré mi caña y me dispuse a hacer unos tiros a donde me parecía más conveniente buscar el trofeo, de repente allá a lo lejos sentí en inconfundible ataque de un pez, este no se encuevó, empezó a correr a un lado y luego al otro, “esta no es cabrilla” me dije, y efectivamente cuanto más lo acercaba mas veía el cuerpo alargado del animal tratando de zafarse del señuelo, que bonito peleó!! Cuando por fin lo saqué vi que era una sierra de tamaño regular.
Total que entre casteos, plática y cotorreo (entre estos un erróneo casteo de Ricardo que le pasó zumbado por la cabeza a mi General)  se llegó el tiempo de levantar campamento y como Ricardo ya había indicado, fuimos a recorrer otros lugares de por ahí para ver donde establecer la futura incursión de Los Comandos, para esto, Ricardo dijo que dejáramos un equipo armado por si había necesidad de hacer algunos casteos. Llegamos a la Venecia del buen amigo el Almirante (y hoy buscador de tesoros) Don Rafael Pacheco y vimos a la sardina brincando. Orale!! A tirarle a ver que sale, y si salió, eran esos peces que unos les dicen “elotes” y otros “machetes”, lo cierto es que dan una pelea bárbara, se enganchaban y empezaban a dar unos saltos acrobáticos tratando de zafarse, es bien divertido pelear con esos ejemplares!!


De ahí, nos pasamos a ver la Piedra Huevona, el Himalaya, el Pandito, la Peña Blanca y el final de ésta, allá donde solo los carros como el Tacoma Poderoso pueden llegar, hicimos unos casteos por allá en los que Ricardo atrapó al último de los enemigos que, por falta de tamaño, fue regresado, no sin antes darle unos tehuacanazos para que soltara donde estaban sus esbirros, pero este carbón nomas o soltó información.


Ya todo fue juntar equipo y devolvernos por el camino corto, allá donde una vez pasamos con todo y remolque con la lancha a cuestas. Agarrar el camino, llegar a la carretera y enfilarnos a Hermosillo todos “juaneados” pero con la alegría de habernos juntado de nuevo a convivir por aquellos nuestros lugares de pesca.
Racita, nada mas queda agradecer al Gran Pescador por la oportunidad de habernos reunido con el Generalísimo después de bastante tiempo de desearlo, a todos ustedes por leer esta sarta de incoherencias y quedar a las órdenes para una nueva salida de pesca de estas que tanto nos fortalecen el espíritu. Ojalá que en una futura salida podamos juntarnos los cuatro Comandos originales, para pegarle una recia a esos rijosos ictioenemigos que tanta lata nos dan.
Mi General Don Marcos Leyva, mi Capitán Don Ricardo Medina, racita que tuvo la paciencia de leer esto, amigos todos…
Es cuanto.
Atte
El Clonandante Isidro Valenzuela
Orgulloso Integrante de:
Los Comandos de Guarrison Fishing Team


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