Salida a la Playa Ingona



Llega el final de septiembre y con él la terminación de la serie de festejos patrios que se dan por estas fechas.
De la misma manera las aguas del océano político estatal empiezan a tomar su nivel normal después de que las campañas electorales (que algunos consideran las mas cochinas de todos los tiempos) dieron como resultado la primer mujer Gobernadora en nuestro querido pedazo de terruño. Aunado a esto y dejando la grilla “polaca” de lado ya que no quiero sonar (ni pretendo ser de manera alguna) a analista político de banqueta, el final del noveno mes del calendario marca también el final de espera para nosotros los pescadores. Como en otras ocasiones he comentado, el astro rey es inclemente en el verano, haciendo prohibitivas las salidas de pesca a los litorales sonorenses.
Dicho  lo anterior y después de una convocatoria relámpago, el ya conocido de ustedes, selecto y vapuleado grupo de elite pesqueril identificado como Los Comandos de Guarrison Fishing Team decidimos unir fuerzas y acometer, en salida exprés, nuestros queridos y extrañados parajes de pesca localizados en el bello Mar de Cortés.


Así pues la madrugada del 27 de Septiembre llegué a ca’Ricardo a subir al Tacoma Poderoso del Capitán Albures mis empolvados enseres de pesca. Para esto ya Don Ricardo del Sagrado Corazón de Jesús Medina y Medina tenía en su vehículo automotor todo lo que él consideró necesario para la incursión planeada. Una vez arriba de la unidad, enfilamos rumbo a la residencia del tremendo Don Daniel García Linares Treviño Martínez de la Garza y Garza mejor conocido como “El Bicho”, ya que en esta ocasión nos acompañarían él y Don Julio Bustamante Armendáriz de las Torres y Peña, ambos amigos e integrantes de este aporreado grupo.



Una vez subidos al automóvil todos y todo lo necesario nos enfilamos con rumbo al sur, no sin antes llegar a mercar hielo y todo lo necesario para la travesía.
Parece cosa de risa, pero la experiencia, las coincidencias y saber que el ser humano s un animal de costumbres hizo que el buen Ricardo fuera preguntando a cada rato durante el trayecto si no se había caído algo del carro, ya que en ocasiones anteriores siembre (o casi) se había caído algo del vehículo en el camino. No sé si fue coincidencia pero, como esta vez no nos acompañó el tremendo Jorge “El Viejo” Olivarría (que es quien acomoda las cosas en el remolque), el viaje se realizó sin ningún inconveniente de ese tipo.



Pues ahí vamos, para algunos de nosotros el trayecto a Los Arrieros se hizo corto, para otros interminable y para Dany “el Bicho” se hizo instantáneo ya que el señor iba amanecido porque unas horas antes había sacado a relucir sus dotes de bailarín en uno de esos eventos en los cuales se celebra el suicidio de alguna ingenua pareja, o sea había ido a una boda pues.
Dimos vuelta en los arrieros y ahí Don Ricardo y este servidor nos frotamos las manos, empezaba la travesía off road. Primeramente esperábamos una carretera destrozada y después charcos zoquetales, cañadas y barrancos consecuencia de las torrenciales lluvias que se habían sucedido días antes. ¿Cuál sería nuestra sorpresa al encontrarnos con una carretera “bacheada”? tanto así que el Tacoma Poderoso hizo gala de motor llegando a “La Conasupo” en tiempo record. Aquí pasó algo curioso ya que Don Ricardo no desaceleró y se siguió de largo. Nos dimos cuenta entonces que las reparaciones a la cinta asfáltica hasta ahí habían llegado y nos dimos cuenta también que nos habíamos pasado de largo ya que de repente encontramos el popular y etílico comercio conocido como el expendio “El Solito”. Obviamente nos quedamos viendo a Don Ricardo con cara de “te pasaste menso” a lo que él antes de que le dijéramos nada comentó “es que el grupo de  “Feis” estaban preguntando cómo estaba el camino a El Colorado”. Por supuesto que no le creímos y después de toda suerte de carrillas dimos media vuelta y pélale hasta la conasupo.



Aquí comenzó lo bueno. Como esperábamos las pasadas precipitaciones pluviales habían dejado el camino de una manera tal que el Tacoma Poderoso tuvo que hacer uso de su doble tracción para pasar por el lodazal. En cierto punto el lodo era tal que el carro se fue de lado con peligro de embancarse en lo ondo, pero Richard haciendo gala de su pericia al volante y al más puro estilo de el gran piloto BJ Baldwin, sacó el carro sin ningún problema. Mas delante vimos a un tráiler hundido en el lodazal, pero nosotros pasamos sin ningún contratiempo.
Como ya íbamos tarde Ricardo decidió tomar el camino corto, que a la vez es el que está en peores condiciones porque hay que pasar por un puertecito donde la piedra está muy brava. De la misma manera que en el lodo, el Tacoma Poderoso salió bien librado de ese tramo, poniéndonos minutos después en la playa que sería nuestro lugar de pesca esa mañana.



Ya “parqueados” en la playa, sacamos nuestros armamentos y nos decidimos a acometer los aposentos de Neptuno para intentar extraer de sus aguas algunos ejemplares de la codiciada Curvina Plateada del Golfo de California, claro está que si en esa intentona algún otro ictioenemigo de especie diferente cometía la afrenta de engullir nuestros señuelos no se la íbamos a perdonar.
En este momento de la mañana Ricardo vio al norte y me consultó si sería bueno pararnos más alla, ya que él veía más posibilidades en ese punto. Julio y yo le dijimos que ya estábamos ahí que no nos moviéramos. Dany “El Bicho” no dijo nada.
Pues como dicen por ahí “a darle que es mole de hoya”, empezamos a lanzar nuestros señuelos en espera de algún hambriento pez. Julio fue el primero en pescar extrayendo un lupón. Mismo que regresó. Un servidor sacó dos cochitos y Ricardo también, esa mañana los marranitos andaban con todo, no dejaban señuelo sentido. Quien no empezaba todavía a pescar era Dany “El Bicho”, lentamente armaba y acomodaba sus chunches y después de que terminaba, se enfilaba por la playa hacia el norte, Julio de repente le dijo “Bicho, ahí está la carnada” cosa que Dany agradeció pero no agarró. Tal parecía que sabía lo que le esperaba, parecía que Neptuno le había dicho al oído que él sería el héroe de la salida.
Seguimos terqueándole mientras veíamos al Bicho caminar por la playa. En un momento dado se estacionó en el lugar que había divisado desde el carro y empezó a castear. Nosotros seguíamos en lo nuestro sacando cochitos, cabrillitas y lupones, hasta que en cierto momento de la mañana vimos el espectáculo: Dany casteó y casi de inmediato sintió el ataque…
Habíamos comentado antes de empezar a pescar que, como la curvina es de boca frágil, necesitábamos traer el drag del carrete flojo para poderla pelear y, como estábamos en playa, no había peligro de que se "empiedraran" y rompieran la línea. Como les comenté, el objetivo de esa salida eran las curvinas.



El drag empezó a llorar, la línea empezó a salir, la vara de Dany se doblaba en cada carrera del pez y “El Bicho” (Daniel, no el pez) manipulaba su caña con una maestría que ya quisiéramos algunos de los que llevamos más tiempo que él en este negocio. El pez se empezó a cansar y a ceder terreno. Nosotros atentos no perdíamos detalle de la batalla que, por el tipo de pelea que se estaba dando casi asegurábamos que era la primera curvina del día. Y efectivamente ya con la presa cerca de la orilla Daniel gritó “¡¡curvina!!” y aprovechando una ola dio un pasé como de torero (que ya hubiera querido el gran “Curro” Rivera en sus buenos tiempos) a la caña sacando a tierra un hermoso ejemplar de la buscada presa.



Cuando la pelea terminó, Ricardo volteó a vernos a mí y a Julio y comentó “les dije que nos paráramos allá”. Acto seguido y como si fuéramos toros saliendo del “chute” después de la descarga eléctrica que les propinan en el rodeo para que den buenos reparos, subimos todo al Tacoma y alcanzamos a Daniel. Ahí establecimos la base de operaciones.
Momentos después, ya casteando, sentí un ataque casi al caer el señuelo que había casteado. La pelea empezó a darse y creímos que era otra curvina. Pero cuando el pez dio los primeros saltos nos percatamos de que era un “agujón” de un tamaño bueno. Mas como en algunas ocasiones sucede, el pez ganó la pelea y se separó del señuelo. Yo digo que ese agujón era macho ya que después de que se soltó dio un salto final, volteó a verme y haciéndome obscena seña casi casi lo escuche decir “¡¡me la pellizcaste wey!!” jajaja ni modo así pasa a veces.



A medida que el Dios Rah se posicionaba cada vez más alto en la bóveda celeste, el calor empezó a acrecentarse. Los buffs, mangas largas, bloqueador etc. empezaron a salir y a la vez la pesca se empezó a calmar. La serenidad del mar y la claridad del agua no auguraban condiciones favorables. En cierto momento el dios Eolo dejó de favorecernos y fue el momento de armar la carpa para cubrirnos de los inclementes rayos solares. Así también dormitamos un rato para reponer la mañaneada.



Después de descansar y de que Eolo tuviera a bien soplar un poco, decidimos dar la segunda envestida pesquera, ya que como lo marcaban las tablas era buen momento. Buen momento mis polainas!! El único que saco algo fue Julio. Ricardo y yo por más que cambiábamos señuelo no extraíamos nada, y Dany decidió nadar un rato en busca de un señuelo que había perdido con antelación.
Así las cosas, no nos quedó más que levantar el campamento, subir las cosas al Tacoma Poderoso y enfilarnos de regreso al otrora Presidio de San Pedro de la Conquista del Pitic, hoy conocida como “Bachelandia” y también llamada Hermosillo, Sonora.
Llegando a la Conasupo, el Tacoma Poderoso, fiel como siempre, le avisó a Ricardo que venía ponchado. Miré por el espejo y efectivamente, la llanta trasera del lado del copiloto estaba baja. Inmediatamente pusimos manos a la obra y como una sola persona (de hecho fue una sola persona je je) nos dimos a la faena de cambiar la llanta. Para ello salió a hacer su labor “El Tigre”, y aquí se han de preguntar, “¿Quién o qué es el tigre?”. Todos llevamos en nuestro carro, la herramienta necesaria, entre ellas un gato para levantar el carro y cambiar la llanta. Pues Ricardo no tiene “gato”, tiene un tigre con el que podría poner llantas arriba el Tacoma si se lo propusiera (cheque la foto). Una vez solventado el percance, seguimos nuestro camino.



Como casi siempre el camino de regreso se lleva a cabo de manera tranquila, en silencio, tanto por lo cansado como porque cada quien vuelve recordando la aventura vivida. De repente se escucha algún comentario al respecto o de cualquier otro tema. Así fue como también se dio este regreso.
Ya en Hermosillo llevamos a Daniel y a Julio a casa de Daniel y nos enfilamos a casa de Richard a bajar las cosas y montarme en mi “Blancozo” Ranger para dirigirme a la casa de ustedes (y de Santander Vivienda) para empezar con la relatoría de hechos de esta salida.
Así pues, excelentísimo Capitán Don Ricardo del Sagrado Corazón de Jesús Medina y Medina, excelso contramaestre Don Daniel García Linares Treviño Martínez de la Garza y Garza, ínclito Comandante Don Julio Bustamante Armendáriz de las Torres y Peña, mis queridos tres lectores, público en general, sírvanse leer y enterarse del parte de novedades reportado por este insignificante remedo de escritor, a 28 de septiembre de los corrientes.

Saludos y puestos para la que sigue!!

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