La primera jureleada del año


4:10 de la mañana, domingo 15 de febrero. 


Cualquier persona que hubiera visto a Don Ricardo del Sagrado Corazón de Jesús Medina y Medina subiendo cosas a su carro a esa hora, y conociera de que pie cojea, se habría dado cuenta de ipso facto que estaba preparándose para una salida de pesca. Y en efecto eso sucedía. En anterior capítulo pesqueril de este aporreado y disparejo equipo de elite conocido “en denantes” como Los Comandos de Guarrison Fishing Team habíamos pactado, quedado u acordado, lanzarnos un día después del día de San Valentín a los bellos terrenos de Poseidón a buscar trifulca con algún rijoso ictioenemigo que tuviera la osadía de atacar alguno de nuestros señuelos. Ahh, pero no cualquier enemigo, ¡¡no!! Esta vez teníamos ganas de un buen round no con cabrilla, cochi o pargo, como por lo general lo hacemos, esta vez nos enfilaríamos a lo bueno, a los terrenos de los YTs… no, no me refiero a los enigmáticos seres conocidos también como Abominables Hombres de las Nieves, me refiero a los Yellow Tails, también conocidos por estas latitudes como Jureles de Castilla. Y ¿Con quién mas podríamos ir a buscarlos que con el tremendo Capitán Don Fernando Almada? No confundir con el gran actor ochentero de películas de acción mexicanas, no. Este Fernando al que me refiero es el operador, y poseedor del famoso Charter de pesca Catch 22 con sede en San Carlos Nuevo Guaymas, seleccionado nacional de pesca de altura, guitarrista del famoso grupo de Trash Metal “Astaroth”, ex BMXer y amigo nuestro, ¿ehh? ¡¡Ahí nomás!!
Pues les decía que estaba Don Ricardo subiendo cosas a su carro a las 4:10 de la mañana cuando llegué a su casa para unirme a la aventura. Ya que subimos el equipo nos lanzamos por el tercer participante de esa salida, pero… ¿Quién era?
Desafortunadamente y como ya les comentè este aporreado equipo de elite pesqueril ya más parece advenedizo partiducho político de izquierda de esos que en cada contienda batallan más para conservar el registro que en ver si su candidatucho obtiene algo. Y ¿por qué les digo esto? Porque ya Los Comandos estamos como la canción aquella que reza “de los dos que me quedaban, de los dos que me quedaban uno se largó por mulo ya nomás me queda uno, uno, uno”. Pero como también dice cierta ley de la Física, a toda acción corresponde una reacción. Así como algunos comandos han optado por desertar, otros más se han unido al equipo, y en esta ocasión se acopló alguien que no podía tener mejor apodo de guerrillero. Después de salir de en ca’Ricardo nos enfilamos a levantar a Don Rafael Martínez, mejor conocido en el bajo mundo de la música y la programación como “el Bazooka”.



Así las cosas nos enfilamos hacia la cuatro carriles con rumbo al sur, pero más rápido que en friega, ya que se había acordado estar en la marina de San Carlos a las 6.30. Ni bien pasábamos Los Arrieros cuando el cel de Ricardo sonó. Como se han de imaginar, y puesto que ya saben que nosotros los Comando tenemos una puntualidad mexicana inquebrantable, el de la llamada era Fernando preguntando donde íbamos.
Pues llegamos a la marina y después de saludar a Fernando empezamos a subir los chunches pesqueriles a la famosa “Chanoc”, embarcación insignia del Charter Catch 22 y misma que sería el buque de batalla de esa salida.



Una hora y minutos después arribábamos al área de combate ya con las armas bien calibradas para empezar la batalla. Lo que no les comenté es que, siguiendo indicaciones de Fernando, esa batalla se llevaría a cabo en la superficie (aunque si jigueamos un rato sin suerte) ya que los YTs estaban abollados alrededor de la Isla de San Pedro Nolasco, por lo que se ocuparía equipo de superficie, y mayormente unos señuelos que algunos llaman “escupidores” y que la mayoría conoce como Poppers. Con estas indicaciones, el viernes de antecedente me había lanzado a conocida tienda de pesca de Hermosillo (A Equipesca pues,  allá con el buen Chema) en busca de los mencionados Poppers, pero no hubo suerte, no había de esos señuelos. Y bueno, y la verdad sea dicha, uno es risueño y me hacen cosquillas, de voladas compré anzuelos triples y plomo. Y me enfilé a The Home Depot a buscar madera y todo lo necesario para empezar a trabajar de inmediato. Si no encontré Poppers para comprar, los iba a hacer…



Así pues ya en la Isla, empezamos a castear con los flamantemente recién nacidos IV Lures BPX Poppers.
Las noticias de un día antes no eran halagüeñas, la mayoría de reportes de pesca anunciaban poca (si no es que nula) actividad. Casi todas las embarcaciones se habían ido en blanco ya que los peces estaban inapetentes ese día. Con esos reportes empezamos a castear obteniendo los mismos resultados, no había actividad. Tanto así que optamos por buscar a los YTs fuera de la isla jigueando, pero al igual que casteando, los jurelones brillaban por su ausencia.
En una de esas el Bazooka avisó que había prendido algo y lo empezó a pelear, como buen conocedor Fernando dijo que no era jurel por cómo estaba dándose la pelea, y efectivamente no era jurel era una barracuda, que liberó en cuanto la quitó del anzuelo.



Ricardo por su parte se resistía a dejar de jiguear ya que esa es su modalidad de pesca favorita, pero al igual que todos, no tenía ningún ataque.
Así las acciones y la verdad sea dicha, yo un poco desanimado, volvimos a la isla a terquearle con los poppers. Pues estábamos en la terquedad, Fernando en un extremo de la lancha y yo en el otro, cuando de repente él gritó. Cuando volteé  a ver qué pasaba alcancé a ver algo que se movía detrás de su señuelo, los YTs ya se estaban dando a ver. Más animados seguimos casteando, y en esas estaba cuando vi claramente el ataque a mi popper, empecé a recobrar línea y la estela detrás de mi señuelo se agigantaba con la carrera del jurel. Ya con el popper cerca de la lancha el pez se decidió y atacó el popper. ¡El ataque fue explosivo! De la misma manera que el pez subió a tragarse el señuelo, se sumergió doblando mi vara al máximo, y sacando línea de mi carrete como si trajera el drag flojo, de repente cambió de dirección y corrió hacha un lado y en ese instante se soltó. Como se han de imaginar, en esos segundos de pelea empezamos a gritar emocionados con el jaleo  y en cuanto se zafó el pez recuperé la línea e hice un nuevo tiro hacia donde había picado el primero, en cuanto cayó sentí el nuevo ataque, pero esta vez corrió hacia las piedras sin dejar de sacar línea con la caña doblada al extremo, desafortunadamente para mí las piedras hicieron su trabajo y rompieron la línea trenzada. Como la vara estaba doblada se enderezó tan rápido que de no haber sido porque golpeó el techo de la lancha me hubiera golpeado en la cara. Nuevamente los gritos y risas de emoción no se hicieron esperar, en eso me dice Fernando a mis espaldas “¿que ingón verdad Isidro?”, yo lo único que atiné a contestarle fue “¡mira!” y le mostré mi mano temblando de la adrenalina.



Ya con estos dos ataques estábamos más que animados para seguir buscándolos, hasta el dolor de espalda se me había pasado. Fernando optó por que nos fuéramos a la parte norte de la isla y que el viento nos moviera lentamente por la orilla para ir buscándolos. En esas elucubraciones nos encontrábamos cuando Fer tuvo la primera captura. Casteando un popper no estoy seguro si de Williamson o River2sea, tuvo el ataque y con toda la experiencia que él tiene, empezó a trabajarlo lento pero constante hasta que lo tuvo cerca de la lancha, para esto yo ya tenía el gancho en la mano para subirlo y tratando de buscarle la cabeza para engancharlo fallé el ensarte, Fer me dijo “no, no, engánchalo del lomo” pues de volada volví a apuntar y esta vez lo ensarté limpiamente y lo subimos a la hielera, había salido el primer jurel que a la postre sería el de mayor talla de los cinco capturados ese día.



De la misma manera Don Ricardo  del Sagrado Corazón de Jesús Medina y Medina hacía,  desde la silla de Craig, casteos bastante buenos en busca de sus trofeos, en una de esas casteó y empezó a despotricar. Resulta que, para su mala suerte, cuando cayó su señuelo al agua un intrépido pajarito lo  atacó creyendo que era un pez, con tan buen tino que rompió limpiamente la línea dejando el señuelo a la  deriva y a Ricardo con una cara de WTF que no se le quitó en buen rato, ¿Quién iba a decir que ese incidente solo sería el primero de muchos que le pasarían ese día?...
Los jureles se habían activado, nosotros nos habíamos animado asi que ¡a castearle que los jureles no salen a chiflidos! Empezó la diversión.



Bazooka desde un costado de la Chanoc hacia sus intentos de prender una presa, de hecho estaba bastante callado y tranquilo hasta que prendió uno que además de haberlo sacado hay que reconocerle el mérito de con qué equipo lo  sacó. Rafa traía una vara Daiwa wave, un Saragosa 4000 y línea de 30 libras, algo así como equipo Ultra Light para los peces que estábamos buscando. Pues que se le prende uno y le empezó a sacar línea y a doblar la caña como si fuera manguera,  hay que  ver las caras que hacia Rafa cada que el  jurel pegaba las carreras, pero de la misma manera que reza el refrán del elefante y la hormiguita, el Bazooka logró acercar el pez a la lancha y entre los abanicazos de Ricardo queriendo enganchar al jurel, y los consejos de Fernando para que no quebraran la caña, lograron sacar la codiciada captura y meterla a la hielera.



Y les decía que la pérdida del Popper de Ricardo solo  era el principio de sus calamidades. Desde la silla de Proa (para los que no  sepan, Proa o aflasto es la parte delantera en que se unen las amuras de un barco formando el canto o roda que al avanzar va cortando las aguas en que navega. Y no lo  digo yo, lo dice Wikipedia) Ricardo prendió no recuerdo si dos o tres jureles más, con tan mala suerte que se le soltaron, y esto no es lo importante ya que a mí también se me soltaron tres igual que a Fernando dos, lo curioso del asunto es la reacción que tenía cada que se le soltaba uno, empezaba con un grito de “¡¡NOOO!!” seguido  con dos o tres “¡¡AHH!!” terminando en algo así como berrinche/rabieta/ganas de llorar, a lo que Fernando y yo no aguantábamos la risa.

Pero no todo fue desventuras para don Ricardo, en uno de esos casteos, prendió el deseado jurel y lo empezó a trabajar. Fernando, para evitar que el pez se soltara en las piedras, avanzó la embarcación para sacar al jurel del peligroso terreno y darle más oportunidad a Richard de pelearlo, y valla que lo peleó, de repente el animal daba unas corridas que doblaba la vara Shimano Compre y le sacaba línea al Tranx, pero como ya estaba en terreno abierto y bien enganchado, era nada más tiempo para cansar al pez y sacarlo. Don Ricardo, después de meter el jurel a la hielera, se deshacía en halagos para el combo que les acabo  de mencionar, y eso que ya lo  tenía arrumbado, y como el mismo comentó, a punto de venderlo.



Y la verdad si está muy bueno el combo, lo digo con conocimiento de causa porque en esas estábamos cuando Ricky vuelve a prender un jurelón, de pronto el pez dio una corrida hacia la parte de atrás, Ricardo solo atinó a pasarme la caña para bajarse, cuando se bajó le quise devolver la caña para que continuara con la pelea, pero solo me dijo “¡no! Sácalo tú” y como ya les dije que soy risueño, que me acomodo el combo y empiezo a recuperar línea. Más  tardaba yo en recuperar línea que el pez en pegar una corrida y sacarla. Así estuve unos minutos, entre corridas del pez, recuperar línea y pegar  un que otro grito cuando daba el jurel los jalones, hasta que lo acerqué a la lancha y  Fernando lo enganchó.



En este  punto y como en toda buena opera prima, el clímax de la tragedia griega de Ricardo alcanzaría su punto más alto. Bazooka estaba casteando desde la parte de atrás de la lancha, Fernando a un lado, yo en frente y Ricardo en la silla de Craig, cuando de pronto escuchamos un golpe y un chapoteo, todos volteamos y vimos a Bazooka mirando al agua. Fernando empezó a preguntar que se había caído, ¿acaso había  sido una caña? Empezaron a hacer el recuento de los  combos y, efectivamente, se dieron cuenta que faltaba un combo de Ricardo: nada mas y nada menos que la vara Jigstar Katana con el carrete Torsa 20 (el combo favorito de Ricardo). Seriedad total, Fer se da la media vuelta y susurrando (o sea en voz baja) me comenta, “se acaban de caer como 1000 dólares en ese combo” chale, que mala onda. Le seguimos casteando un poco más serios, cuando de repente prende Fernando otro jurel, lo pelea, se le va a las piedras y se rompe la línea. Pierde el jurel con todo y Popper, a lo que Fernando da un grito diciendo “¡¡Chingado!! ¡¡Se llevó el Popper!!” a lo que comenta Ricardo con tranquilidad: “que simple!! Se agüita porque perdió un Popper!!” y se empieza a reír, nosotros primero nos sacamos de onda y luego le seguimos en la risa, Ricardo había tomado con muy buen humor la pérdida de la caña, y pues a seguirle, que de todos modos la vara ya no se iba a recuperar



Y así seguimos casteando alrededor de la Isla, cuando de pronto empezó a caer una llovizna que luego se puso mar fuerte. Fernando veía al norte y comentaba que mientras el viento no arreciara y no hubiera relámpagos no había problema. Como temíamos el viento empezó a soplar más fuerte y se empezaron a ver relámpagos. Fernando tuvo que tomar una decisión y como buen capitán optó por la prudente retirada. Con todo el dolor de nuestras almas nos retiramos de la isla cuando estaba poniéndose  mejor la pesca, pero valía mas una retirada a tiempo y no un percance mayor. Como a medio camino volteamos a la isla y con tristeza mezclada con coraje vimos que ya estaba despejado. Pero ya no era posible regresarnos. Ni hablar en otra ocasión le pegaríamos de tardeada a los jureles.



Llegando a San Carlos nos esperaba algo que es imprescindible cuando vamos a los jureles. Una vez que se ancló la embarcación Fer empezó con la faena de filetear las presas y aprovechando esto  cortó en pedazos chicos un filete y lo hicieron en Sashimi, un platillo de lo mas sabroso con esa carne. Después de la comida ya todo fue regresar al muelle y subir las cosas al carro para, después de despedirnos de Fernando agarrar camino a la otrora Santísima Trinidad del Pitic



Como siempre toda una aventura salir con Fernando y Ricardo. Con Rafa es la primera vez que salgo a pescar y también puedo decir que fue un placer compartir con el esta salida, esperemos que se repita pronto la revancha porque la verdad este estilo de pesca se me está convirtiendo en adicción.

Saludos.

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